El día 10 de marzo de 2020, volviendo del médico en taxi, nos fijamos que la cartero salía de nuestra calle. Estábamos esperando un envío importante: ¡nuestras VISAS! Raudos y veloces, nos apresuramos a preguntar si había pasado por el número 11 de Adrián Pulido y si tenía un paquete a nombre de Salvador de la Puente. Efectivamente, el 10 de marzo de 2020, obtuvimos nuestros visados para Estados Unidos.
Un par de días después, a 12 de marzo, nos enterábamos de que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, prohibía, en la proclama presidencial 9993, la entrada a los Estados Unidos de los viajeros que hubieran estado presentes, físicamente, en cualquier país del espacio Schengen. El 15 de marzo además, España comenzaba un confinamiento que duraría 3 meses.
Y nosotros con cara de tontos.
¿Qué hacéis en República Dominicana?
La proclama 9993 parece tener "truco" y nos preguntábamos si pasando 15 días en algún lugar fuera del espacio Schengen, no podríamos, desde allí, entrar en los Estados Unidos sin problema... Resumiendo, tras semanas de incertidumbre, aplausos a las ocho de la tarde, cervezas virtuales, vermú de los domingos, desconfinamiento, mascarillas, gel, visitas a la familia, reencuentros con los amigos, todavía más dudas, y, sobre todo, acopio de valor, nos decidimos a intentar el plan.
Hay que decir que IBM se portó y hacía unos meses, ya nos había sugerido intentar esta estragegia, precisamente, utilizando Méjico como país intermedio. Bea y yo no veíamos Méjico como un país seguro, y al comentarlo, los servicios de inmigración de IBM nos dijeron que buscáramos un país en el que nos sintiéramos seguros y ellos se encargarían de validarlo, para asegurarnos de que no hubiera ningún problema.
Y aquí estamos, en República Dominicana: Santo Domingo, concrétamente. La ciudad que al final se impuso como mejor opción.
¿Por qué Santo Domingo?
Hace poco más de un més, Bea elaboró una lista de países cuyas fronteras estaban abiertas para España, y para los cuales Estados Unidos no había impuesto restricciones. Otros criterios eran que hubiera vuelos directos o que las escalas fueran cortas, que la situación de la pandemia fuera buena, que fueran seguros para el viajero, que hablaran inglés o español...
Uno de nuestros primeros candidatos fue Chipre, al que se podía llegar a través de Grecia y luego, en dirección hacia Estados Unidos, podíamos hacer escala en Serbia, que no queda bajo el efecto de la proclama. Otros países candidatos eran, precisamente, Serbia y taambién Ucrania, Hungría, Albania, Rumanía, Turquía o Egipto.
En agosto, la situación de las fronteras cambiaba continuamente, de un día para otro, y así vimos cerrar Chipre y otros destinos como Rumanía o Ucrania. Habiendo observado que el viaje hacia Estados Unidos solía hacer escala en Estambul, decidimos finalmente descartar otros destinos y dar especial importancia a la existencia de vuelos directos.
Quedaron, de esta forma, dos ciudades destacadas: Estambul, en Turquía, y Santo Domingo, en la República Dominicana. Ambas ciudades con vuelos directos, turísticas, con no muy malas noticias en lo referente a la COVID, seguridad considerable... Pensad que descartar el espacio Schengen es como eliminar Europa en su totalidad y si a esto sumamos que Asia, Sudamérica y Oceanía se encontraban cerradas para España, no queda más remedio que redefinir nuestros estándares de seguridad y cercanía.
Finalmente, la distancia con nuestro destino final y el idioma marcaron la diferencia: Santo Domingo.
¿Qué se necesita para viajar a la República Dominicana?
Además de lo típico (como puede ser un billete de ida y vuelta, prueba de solvencia económica, pasaporte con vigencia superior a seis meses y una dirección en el país), según el Ministerio de Exteriores, la situación especial de la pandemia require una prueba PCR de no más de cinco días de antiguedad y una declaración de salud.
A nosotros jamás nos pidieron la prueba, y la declaración de salud nos las dieron durante el vuelo (junto con otros documentos obligatorios), poco después de despegar.
¿Cómo son las playas?
Las que hemos visto en las fotos, paradisiacas.
Santo Domingo no tienen playas. O, al menos, no como las que imaginariais encontrar, tras ojear los folletos turísticos de vacaciones en el Caribe. Las playas de Santo Domingo se limitan a una estrecha franja de arena llena de plásticos y desperdicios que da a un océano igualmente sucio. Una lástima.
La playa más cercana que se ajustaría a vuestras expectativas, se encuentra al lado del aeropuerto, en la población de Boca Chica, a cuarenta minutos en coche.
¿Dónde os alojáis? ¿Es un hotel de esos, de "pulserita"?
No. Nos hospedamos en el Sheraton Santo Domingo, que es un hotel de lujo, cuatro estrellas, y uno de los mejor valorados en Google Maps, Booking y Trip Advisor. Sus servicios incluyen sala VIP, piscina con hidromasaje, habitaciones con vistas al océano, dos restaurantes, buena comida, buen desayuno, gimnasio, servicio de transporte y un trato, por parte del personal, excelente.
¿Deberíamos haber escogido un hotel tipo resort, cerca de alguna playa paradisiaca? Visto ahora, igual sí. De aquellas, valorábamos más estar cerca de los servicios de la ciudad. Ahora no nos parece tan grave, pero cuando no estábamos aquí, teníamos muy presentes los escenarios en los que algo pudiera salir mal y contar con la asitencia médica de la ciudad, las embajadas y en general, un mayor número se servicios, nos hacían sentir más seguros. Además, estando en la capital, cabía la posibilidad de hacer algo de turismo cultural.
Al fin y al cabo, nunca planificamos unas vacaciones en el Caribe sino un plan, algo rocambolesco, para entrar en Estados Unidos.
¿Estáis de vacaciones?
No nos lo tomamos como unas vacaciones porque, para nosotros, es un periodo de transición. No obstante, hay ciertas rutinas que sí son más propias de unas vacaciones como ir a la piscina, comer fuera de la dieta regular, no hacer ejercicio y ¡beber cócteles!
¿Cuántas horas de diferencia hay con España?
La hora local de Santo Domingo corresponde con su zona horaria geográfica, UTC-5, lo que supone 6 horas de diferencia con España. Así que las conversiones son fáciles de hacer: cuando aquí son las 9.00 de la mañana, allá son las 3.00 de la tarde; cuando aquí es medio día, allá es media tarde; y cuando aquí se acaba de trabajar, allá es pasada la hora de acostarse de mucha gente.
¿Tenéis jet-lag?
Bea tiene el superpoder de no tener jet-lag, así que Bea duerme como un lirón, se vaya a la hora que se vaya a la cama. Y además, ¡hace siesta! Yo lo tengo más chungo y aun me estoy acostumbrando. Me pasa siempre que viajo en dirección este-oeste, y se traduce en semanas despertándome a las 3.00 y a las 5.00 de la mañana, hasta que me acostumbro.
¿Hace mucho calor?
Espantoso. Estos días hace una temperatura media de treinta grados, pero con una humedad de a partir de un setenta por ciento, la sensación térmica ronda los treinta y ocho grados celsius. Eso por la mañana. Por la noche, sólo son treinta.
¿Qué tal los mosquitos?
Pues a Bea se la comen viva pero a mi, por esta vez, me dan alguna tregua. Hemos llegado a pensar que tenemos algún bicho en la cama pero es poco probable.
¿Hay huracanes?
No, afortunadamente y aunque nos encontremos en el periodo más propenso a este tipo de fenómenos, no hay huracanes. Curiosamente, el pronóstico de estos días era tormentoso y aunque desde nuestra ventana sí hemos podido ver tormentas eléctricas en el horizonte, lo cierto es que apenas han caído cuatro gotas, sin consecuencias de ningún tipo.
¿Cómo se vive allí la COVID?
Nos falta un poco la experiencia a pie de calle. Casi no salimos del hotel y, en esta burbuja, nos sentimos muy seguros. El personal cumple las medidas de seguridad escrupulosamente: llevan mascarilla, hay pantallas en los mostradores, gel siempre disponible, comprueban la temperatura de los huespedes, desinfectan las mesas, se programa el servicio de habitaciones para reducir el contacto, etc.
En la calle hemos visto de todo. En general la gente lleva mascarilla y se la quita cuando van a comer, a beber, en la piscina, cuando estan sólos y pueden mantener la distancia social... Nuestra sensación es parecida a la que podíamos tener en Madrid.
¿Estáis haciendo cuarentena?
No. No tenemos ningúna prohibición que nos impida salir a la calle o socializar, de ninguna forma. No obstante, hay toque de queda en Santo Domingo de siete de la tarde a cinco de la mañana, entre diario, y se adelanta a las cinco de la tarde, durante los fines de semana. Una lástima, porque a esa hora sí se puede salir a la calle sin temor a que te de un telele por el calor.
¿Bebéis muchos cócteles?
Todos los que lista la carta, y alguno más. Aun tenemos que probar el mamajuana, una bebida típica del país, elaborada con ron, vino tinto y miel.
¿Qué tal la comida?
Por el momento bastante bien. De aquí, hemos probado los chicharrones, los tostones, el mangú, los "quipe" y aun nos queda probar el mofongo, el chillo, el asopao y otros platos típicos.
En general la carne y el pescado son buenos, la comida fusión (con cocina asiática) es popular y sabrosa. Los chicharrones han sido un gran descubrimiento, es el pollo frito de aquí y es muy tierno, sin huesos y el rebozado es estupendo.
Los tostones son plátano frito y resulta el acompañamiento típico, junto con las papas fritas y el arroz. El mangú (de man, (this is) good) es también plátano cocinado, acompañado de "los tres golpes": queso, salami y huevos. Se suele tomar como desayuno.
El otro día probamos los quipe, que nos recordaron a la morcilla de arroz. Los quipe se elaboran con carne especiada y trigo, luego se rebozan y es el crujiente del rabozado, mezclado con el trigo, lo que recuerda a las morcillas tostadas.
Además, la cómida más internacional es también buena. En particular, aquí en el Sheraton, estamos muy contentos con los gofres y las tortitas: esponjosas y riquísimas.
¿Es bonito Santo Domingo? ¿Qué se puede visitar por allí?
En realidad hemos visto muy poco. Salimos un par de veces para pasear el Malecón, que viene a ser un largo paseo marítimo a orillas del mar Caribe, y para ver la Ciudad Colonial.
La Ciudad Colonial representa el primer asentamiento Europeo en el Nuevo Mundo y en él podemos encontrar numerosos ejemplos de arquitectura colonial, como la primera catedral, universidad y hospital de Las Americas.
Si bien es verdad que el calor no nos dejó explorar la ciudad en profundidad, lo cierto es que quedamos encantados con la visita.
¿Realmente existe ese cartel que pone "Bienvenidos a Santo Domingo"?
No. El carte es el del Casino Lungomare, que tenemos al lado. Pero la forma del cartel nos pareció muy conveniente para la ilustración de este artículo.
¿Realmente hay pterodáctilos en Santo Domingo?
Sí, el pelícano pardo tiene una embergadura en un rango entre 1.80 y 2.50 metros y una especie de cresta en la cabecilla así que, en nuestra opinión, califica como pterodáctilo.